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Novés

Localidad situada en la margen derecha del río Lubierre, en plena llanura del Campo de Jaca, con la sierra de Novés abundante en manantiales al suroeste. Desde sus 826 metros de altitud se domina una amplia panorámica de los campos de cereal, principal riqueza económica de la población junto con la ganadería ovina, con Peña Oroel y la sierra de San Juan de la Peña al fondo.

Formó parte del municipio de Caniás hasta 1944 en que éste se incorpora al de Abay. En 1963 pasa al ayuntamiento de Jaca. En 1495 el fogaje mandado realizar por Fernando el Católico le daba 8 fuegos. En 1857 tenía 83 habitantes. En los años 1887 y 1950 había 76 personas censadas. En 2003 contaba con 38 vecinos.

HISTORIA

La mitad de Noves formaba parte de las posesiones del castillo de Atarés que en 1188 Alfonso II de Aragón dio al monasterio de Santa Cruz de la Serós a cambio de Aísa y Villanúa. En el año 1203 Pedro II de Aragón dio en tenencia a Pedro Aznárez el castillo de Suersa y las villas de Suersa, Sinués y Novés, entre otras. Fue dominio de los Cornel desde 1276 a 1279, en que el rey Pedro III lo recupera a cambio de villa y castillo de Almonacid de la Sierra, y volvió a serlo en 1284, cuando éstos obtienen la posesión de los lugares cedidos y devuelven Almonacid al rey. En 1293 Pedro Cornel entregó Novés a Jaime II. En 1397, Martín I lo incorpora al concejo de Jaca, ciudad realenga, para costear la reparación de sus muros y puertas, situación que confirman los reyes en 1446 y 1533. Era lugar de realengo en 1778.

ARQUITECTURA RELIGIOSA

La iglesia parroquial de San Pedro Apóstol es una fábrica de piedra de planta muy sencilla consistente en una nave rectangular de muro testero recto. Fue construida en el siglo XVII, posiblemente sobre otra anterior. En la torre, adosada a la cabecera, hay un hueco en alto, excesivamente estrecho y con escaleras que ya no comunican con el interior. El acceso a la iglesia se abre en el muro de los pies, sobreelevado respecto del nivel de la calle y protegido por una pequeña lonjeta con tejadillo de losas. Encima, una ventanita enmarcada en piedra es uno de los pocos y reducidos vanos que iluminan la iglesia. Entre las piezas de arte mueble destacables se encuentran el retablo mayor barroco, una imagen de la Virgen con el Niño del siglo XIII y otra de Santa Eulalia, del siglo XVII. En el exterior, se ha reutilizado una pila cilíndrica lisa que, junto a una pequeña fuente y la torre, componen un evocador rincón.

ARQUITECTURA POPULAR

Un grato y agradable paseo arbolado da entrada a la población, cuyo cuidado casco urbano se dispone agrupado sobre el llano en unas pocas calles que se extienden hacia el sureste, hasta el escarpe donde se ubican la iglesia parroquial y los restos de una antigua fortificación integrada en Casa Zagal. Se ha conservado muy bien la arquitectura popular, cuyos usos tradicionales ha respetado la nueva edificación. En los muros predomina la piedra, que se suele dejar vista, y abundan los tejados de losas y las chimeneas troncocónicas. Quedan varios arcos en piedra que dan entrada a calles y callejones, como el de Casa Saluzo. En muy buen estado pueden verse algunas bordas, pajares y pozos (otros reconstruidos), y se conservan también el viejo horno, las antiguas cárceles y las escuelas, hoy en día utilizadas como Centro Social. Se ha rehabilitado la herrería y recuperado su uso original por artesanos locales.

FIESTAS Y TRADICIONES

Las fiestas mayores celebran la Natividad de la Virgen el 8 de septiembre y las fiestas menores a San Antonio Abad el 17 de enero. El pueblo participa con su cruz procesional en la romería de San Indalecio en San Juan de la Peña un domingo de la primera quincena de junio.