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Astún

El denominado oficialmente “Puerto de Astún” es un enclave del término municipal de Jaca situado en la cabecera del río Aragón, entre los términos de Aísa (Candanchú) y Canfranc, al sur, y los valles bearneses de Aspe y Ossau (Francia), al norte.


El origen del río Aragón

Dos ibones (lagos de origen glaciar), el de Escalar (o de las Ranas) y el de Astún (o de las Truchas), son las fuentes perennes del río Aragón. A sus aguas se unen las de multitud de arroyos y manantiales, producto de la elevada innivación, que confluyen en el fondo del valle, en el centro mismo de Astún, para formar el nacimiento del río que dio nombre a un reino y a una corona.

Picos y collados

La frontera de Astún con Francia coincide con la divisoria hidrográfica: picos de Arnousse (2.141 m), Benou (2.271 m), Belonseiche (2.297 m), Pico del Escalar (2.286 m), Pico de Astún (2.265 m) y el de Mala Cara (2.277 m), el punto más oriental del enclave. El límite meridional con Canfranc lo señala la cresta divisoria con la Canal Roya, destacando Los Piqués de Bagüé (2.240 m) y, sobre todo, el Pico de Larraca (2.284 m), famoso en el valle de Canfranc por haber dado nombre al fenómeno atmosférico que consiste en el mar de nubes que, procedente del valle atlántico de Aspe, se precipita hacia la vertiente meridional por el portillo del Somport.

Una serie de collados permiten una difícil comunicación con Francia, y entre ellos destaca el famoso Collado de los Monjes (“Col des Moines” en francés, y “Cot des Monches” en lengua bearnesa), llamado así desde antiguo por ser el paso entre el hospital-monasterio de Santa Cristina (junto a Candanchú) y su dependencia hospitalaria de Gabás (valle de Ossau). Todavía se conserva buena parte de la senda antigua, en tramos empedrada, que unía ambos hospitales y por la que transitaron durante la Edad Media numerosos peregrinos transpirenaicos en dirección a Compostela.

Desde el Collado de los Monjes se disfruta de una panorámica del mítico Midi d´Ossau realmente espectacular.

Una larga historia

Desde la lejana Prehistoria hubo presencia humana en este territorio. Un monumento megalítico cercano al ibón de las Truchas, visible desde el telesilla, lo confirma. Otros restos arqueológicos, a buen seguro, se encuentran ocultos a la espera de su localización.

Por su altitud, y la persistencia de la nieve, el territorio de Astún nunca tuvo vocación agrícola, pero sus ricos pastos fueron objeto de intensa explotación ganadera. No es de extrañar que la primera mención documental de Astún se refiera a su condición de “estiva” (zona de pastos estivales): en julio de 1131 el rey Alfonso I confirmó al hospital de Santa Cristina la posesión – que había otorgado el rey Pedro I- de las estivas del Somport, esto es, las de Astún, Candanchú y Larraca.

Donación real a Jaca

Coincidiendo con la decadencia de Santa Cristina, en 1513, Fernando el Católico concedió el puerto de Astún a la ciudad de Jaca, que así veía colmados sus deseos de contar con pastos pirenaicos para sus ganados. A cambio de los derechos de propiedad que compartía con los pueblos franceses de Urdos, Etsaut y Cette-Eygun, la ciudad de Jaca –por tratado de 1526- se comprometió a pagar un tributo bianual de 100 florines de oro por Astún, más 150 sueldos jaqueses cada año por Larraca y Larraqueta. Tributo, este último, cuyo recuerdo ha pervivido hasta nuestros días, aunque transformado en acto de buena vecindad entre Jaca y el valle de Aspe y reconocimiento simbólico de los mojones fronterizos.

La moderna estación de esquí

Hacia 1930 los montes de Astún eran visitados esporádicamente por esquiadores procedentes de Candanchú. Pero no fue hasta 1974 cuando se determinó oficialmente la creación de una estación de esquí en Astún. A partir de ese año se inicia la construcción - en la cota de 1.725 m - del primer edificio moderno, origen del actual núcleo hostelero y de servicios, y el 18 de diciembre de 1976 se inaugura la estación de esquí.